Pasteurización y consumo de lácteos: por esto te enfermas

Dentro de nuestro sistema digestivo existe una capa de bacterias naturales conocida como microbiota o flora intestinal. Ésta tiene la capacidad de ser alcalina o ácida dependiendo los alimentos que consumamos. Lo óptimo para nosotros es el nivel alcalino, sin embargo, muchas prácticas nos llevan a mantener niveles ácidos, destacando el consumo de lácteos. ¿Por qué son tan tóxicos para tu cuerpo? Aquí te respondemos.

Nuestro organismos apunta a la alcalinidad

Como seres omnívoros, tenemos la capacidad de digerir alimentos vegetales y grasas animales. Si observamos, por ejemplo, a una vaca, notaremos que su organismo está diseñado para absorber los nutrientes necesarios de plantas y frutas. Jamás verás a una vaca comer carne, y si lo hiciera, fallecería. Nosotros, por el contrario, contamos con un órgano estelar, hablamos de la vesícula biliar, misma que alberga la bilis segregada por el hígado. 

¿Por qué nos interesa tanto la bilis? La única forma en la que nuestro cuerpo logra digerir las grasas animales es con su ayuda. Durante el proceso, se producen las conocidas sales biliares, mismas que facilitan degenerar las grasas hasta ayudarle al cuerpo a absorberlas. En el momento en que las sales biliares actúan, el pH de la microbiota se vuelve alcalino (ya sabes, sales y alcalinidad).

Composición de la microbiota alcalina

No queremos entrar en temas técnicos ni comenzar un curso de microbiología, simplemente nos limitaremos a señalar que en tu microbiota hay dos grandes grupos de bacterias, las que al activarse segregan residuos ácidos y aquellas que crean residuos alcalinos. Entonces, cuando las sales biliares entran en acción, los microorganismos alcalinos se reproducen más fácilmente, por eso la microbiota de todos los seres humanos debería ser alcalina, pues nuestro organismo está preparado para ello.

¿Qué pasa con la pasteurización?

Si verificas la definición de pasteurización de un exponente como Tetra Pak, descubrirás que el proceso implica matar las bacterias de los productos lácteos para aumentar la seguridad de su consumo y extender su vida útil. Lo que nadie señala de dicho proceso es que se aniquilan las bacterias alcalinas que impulsan la salud de nuestra microbiota. Por ende, la ingesta de leche, queso y yogur impulsa la acidez de nuestra flora intestinal, afectando nuestra salud. 

El ejemplo más claro con el que podrás comprobar esto es con un recién nacido. Al alimentarse estrictamente de la leche materna, el bebé recibe los nutrientes vitales para su desarrollo, incluidas las grasas que su madre genera. Se podría decir que durante esos primeros meses, la microbiota del bebé es la mejor representación de alcalinidad, pero ¿qué pasa cuando se intercambia la leche materna por la de fórmula? Los recién nacidos sufren de problemas intestinales, pues las bacterias ácidas comienzan a sobreponerse sobre las alcalinas. 

Conoce la mejor recomendación de todas

Los lácteos están tan implantados en nuestra vida que es difícil concebir nuestro día a día sin ellos. ¿Sus efectos tóxicos en el cuerpo implican eliminarlos de nuestra dieta? Sí y no. La realidad es que cualquier lácteo joven sometido a los procesos de pasteurización sólo traerá problemas a nuestro organismo. Sin embargo, hay algunas excepciones: el queso roquefort es especial por la bacteria que le da nombre. Al permanecer tanto tiempo en añejamiento, se genera el penicillium roqueforti, un microorganismo que impulsa la alcalinidad de nuestra microbiota, por lo que su consumo siempre ayudará a nivelarnos. El queso azul y otros tipos con años de añejamiento comparten dicha característica.

En la Academia Unani hemos identificado los padecimientos que genera el consumo de lácteos. Además, hemos encontrado alimentos que impulsan tu salud para contrarrestar dichas afectaciones. Por ejemplo, ¿nos creerías si te decimos que la cerveza puede impulsar tu salud? Revisa nuestra próxima entrada y descubre las opciones que tenemos para ti.